lunes, 12 de febrero de 2018

Brota

La tristeza es bella, dicen los que ya no la sienten. Porque cuando estás dentro y la traquea parece un nudo de abejas enfadadas y te duele el pecho y crees que se te están cayendo trocitos de corazón por el bolsillo de la camisa, francamente, la tristeza es una mierda. 

Podéis venir, los tristes, a decirme que no es cierto, que son bonitas las hojas que se caen de los árboles y los añicos que quedan de ellas después de ser atropelladas por las ruedas delanteras de un camión conducido por un soñoliento basurero. 

La tristeza es bella, dicen los de enfrente. Los que desde lejos oyen caer la lluvia, los que no se mojan, los de los pies cercanos al leño y las sábanas limpias recién puestas. 

Yo, que la veo en el teléfono, en los textos que me escribes, en todos los espacios en blanco entre tu 'hola' y tu 'hasta luego' de los últimos emails, también puedo decirte, desde lejos, desde el futuro de mis lágrimas de ayer, que no es bella tu tristeza, pero que cuánto tienen de ella los ojos que la lloran, tan intensos, tan íntegros, tan honestos.  

Eso es lo único que tiene de belleza la tristeza, que hace bello al que la siente. Sólo eso. 




1 comentario:

Bubo dijo...

Me quedo con lo precioso de la última frase: "...lo único que tiene de belleza la tristeza, que hace bello al que la siente. Sólo eso."

La lluvia, el gris, la tristeza, y los silencios entre el hola y el adios son una puta mierda. El problema es que cuando lo que hay al lado es una mierda, terminamos por querer esa porquería, joder... hasta nos gusta.