viernes, 23 de febrero de 2018

No te vayas nunca del todo

Gracias por hacerme llegar el espacio libre que te llena ahora, por la música con imágenes que no miro pero que llegan y me llenan. Gracias por no irte del todo a pesar de mi adiós selectivo. De mi despedida de besos y caricias de las que tú sentías. 

Es extraño conservarlo, al amor me refiero, tan intacto como el primer día pero despojado ahora del deseo carnal del otro, del deseo íntimo del otro, del deseo romántico compartido. 

Gracias por la brisa en calma que te llena ahora fugaz o esporádica. 

¿Sabes qué? Siempre la tenemos dentro, somos el sol que no se apaga y entre él y nuestra mente, todos los demás estados. Nublado, oscuro. Brumosos los alrededores. 

Gracias por dejar que me cuele en tu atardecer como me dejaste colarme en lo que empezó a ser un verano nuestro amaneciendo. Lo fuimos, en nuestros tres millones de años que pasaron en apenas tres meses, lo fuimos. Y te doy las gracias por ello. 

Podemos llorar ahora, nos está permitido en todos los después que vivimos. Lloremos si quieres. Si tuviésemos un botón para cambiar los colores del cielo ni tú ni yo le daríamos por muy grises que despertaran las nubes. Lloremos con el rumor de la calma inundando el llanto, verás como luego el espacio libre será aún más ancho. 


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